Escritora de novela dramática

ESCRIBIR NOVELA DRAMÁTICA

Bienvenidos/as a una nueva entrada de mi blog. En esta ocasión, explicaré mi experiencia como escritora de novela dramática.

Como sabéis, recientemente he editado y publicado mi primera novela y decidí escribir esta entrada, gracias a algunas preguntas que me han llegado desde mi entorno. Casi todas ellas son producto de la curiosidad por saber cuánto tiempo he tardado en escribir mi novela o cómo lo he hecho para describir los detalles de las escenas.

Con esta entrada, no pretendo enseñar a nadie a ser escritor porque no me corresponde ni tampoco me considero una experta en la materia. No obstante, me parece útil explicar, desde humilde visión, algunos aspectos a tener en cuenta antes de lanzarse a escribir una novela dramática.

De manera muy esquemática, creo que, para iniciarse como escritor de novelas, sobre todo, si hay bastante drama de fondo, tienen que concurrir dos requisitos en el autor:

1. Habilidad para la escritura, o sea, que tenga cierta facilidad para escribir y haya atesorado bastante práctica. No quiero decir con esto que, si nunca has escrito nada, no puedas escribir una novela, pero, se puede convertir en un camino bastante tedioso.

2. Capacidad de introspección. Los que somos intensos por naturaleza, nos resulta más fácil describir el drama en una escena, porque utilizamos nuestra propia forma de sentir para escribir y transmitir con más detalle y realismo todo lo que sucede. Si tu personalidad es más bien sobria o te cuesta reconocer tus emociones, puedes encontrarte con más impedimentos a la hora de describir escenas con el detalle o la intensidad necesarios.

Si no confluyen estos dos requisitos, puede suceder que:

1. La novela se queda a medias durante años por falta de práctica con la escritura. Esto únicamente se combate con disciplina: la manera de aprender a escribir, es escribiendo —como la mayoría de las cosas en la vida—. Además, te puede ayudar mucho si te formas en una escuela de escritores. Yo te recomendaría acudir a una escuela de cierto prestigio para aprender las mejores técnicas para desarrollar la habilidad de la escritura.

2. Puede ser que consigas terminar tu novela —si tu problema no es la falta de habilidad para escribir—, pero que no la consigas editar porque no has conseguido transmitir el mensaje que tenías en la cabeza. Cuando esto ocurre, suele ser por una falta de conexión del escritor con su historia: no has hurgado lo suficiente en tus emociones y has pasado de puntillas en la mayoría de las escenas que describes; no has definido correctamente a los personajes o no has hecho una buena referencia al momento en el que ocurre y el lector no se sitúa, entre otras muchas carencias que puede tener tu novela.

Indudablemente, si lo que perseguimos es escribir una novela dramática, tenemos que tener la «semilla» del artista dentro, porque, de lo contrario, escribiremos una historia que no llegará a emocionar al público lector. Esta semilla, creo que es lo que diferencia a un «artista» de un escritor que no lo es. Puede ser que escribas maravillosamente bien pero no consigues conectar con el drama de una historia. ¿Significa eso que no puedo ser escritor? ¡Para nada! Por supuesto que puedes ser escritor o escritora, pero si lo que quieres es escribir sobre drama, eso es otra historia. Es como alguien que quiere escribir sobre comedia o terror, pero no consigue encontrar dentro de sí, ni un atisbo de esos géneros. No sería realista pretender transmitir algo que ni siquiera sientes.

Por eso, es importante que, si realmente quieres escribir, que, decidas, de una forma crítica y objetiva, si el género dramático es la mejor opción para ti. Si consideras, honestamente, que te costaría mucho articular una historia con suficiente sentido y profundidad, quizá puede ser una buena idea tomarte tu tiempo para averiguar el género con el que mejor te sientes identificado/a y dejarte asesorar por profesionales que te orienten acerca de tu elección.

En mi caso, la habilidad de la escritura la he cultivado a lo largo de toda mi vida, gracias, en parte, a la enseñanza de mi mejor maestro, que fue mi padre. Esto me ayudó, desde muy niña, a no temerle al folio en blanco y a encontrar en la escritura a mi mayor aliado para la autogestión de emociones. A partir de ahí, mi vida la enfoqué, en cierta manera, al mundo de las letras, lo que me ha facilitado mucho ese momento clave de darte cuenta de que estás escribiendo una novela. Aun así, «El viaje de Mati» fue el fruto de dos años de trabajo, porque como expliqué en mi entrevista con Lis Meler —si no la has visto, te aconsejo que la veas—, cuando empecé a escribir la historia de Mati, no lo hice pensando en editar y publicar un libro, sino, sencillamente creé un personaje, Mati, y le inventé una vida. A medida que avancé, fue cuando creí en las posibilidades de esa historia como una futura novela. Además, aunque se le tema al folio en blanco y parezca muy fácil sentarse y escribir, os aseguro que no lo es, porque, por lo menos, en mi caso, me tomo mi tiempo para situarme en la escena, me meto en la piel de cada uno de los personajes, veo claramente su personalidad, su físico y su perfil y con todo eso, creo una historia de cero. Cuando pasas horas sentada, metida en esa historia, acabas agotada mental y emocionalmente.

Tal vez pueda parecer presuntuoso, pero me considero una buena escritora porque en los relatos que escribo, pongo todo lo que soy y lo que tengo. Esa es la única razón por la que confío en que mis historias pueden cautivar al lector y transportarle al mundo de mi personaje. No pretendo llegar a todo el mundo con mis historias, porque cada autor y artista tiene su estilo propio, que puede gustar o no, pero estoy segura de que habrá un público emocionado y conmovido con cada una de mis obras.

En resumen, desde mi experiencia, puedo decir que escribir una novela dramática es un proceso largo, con muchos altibajos y momentos en los que crees que todo lo que has escrito es una tontería. Sin embargo, en esa situación es mejor parar y dejar pasar unos días antes de retomar la escritura. Cuando pones un poco de distancia, antes de volver a tu historia, vuelves a conectar con ella enseguida. Sin duda, para mí, es una de las mejores actividades que puedo hacer y la recomiendo a todo aquel que se sienta atraído por ella. Probar es la mejor forma de saber si se puede hacer o no.

Hasta aquí esta nueva entrada. Espero que, en esta ocasión, os haya servido para conocer un poco más mi faceta de escritora de novela dramática y que mis consejos os resulten de utilidad.

¡Hasta la próxima!

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