Entrada blog envejecer

ENVEJECER CON SENTIDO DEL HUMOR

¿A cuántas os ha sorprendido ver en vuestro cuerpo «cosas» que no estaban ahí? Eres joven, flexible, con piel tersa, duermes a pierna suelta y te recuperas en dos horas de una noche de juerga. De repente ¡zas! Te miras un día en el espejo de depilar las cejas —ese en el que nos vemos bien de cerca… Pero bien, bien…— y te percatas de que la piel del cuello te empieza a colgar. Y piensas: pero ¿qué es esto? La mueves, la estiras por la nuca, empiezas a girar la cabeza, pero sueltas la mano y ahí sigue. Decides ignorarla y sacarte ese pelo que te ha nacido, sin permiso, en la barbilla. ¿De esos finos y rubios? No, no. Negro. Solo uno y ahí quieto, como si fuera un guardia del Vaticano. Te lo sacas, lo miras y piensas para tus adentros: «¿en qué momento me he hecho mayor?». Pero no mayor de adulta, sino, mayor de mayor.

Poco a poco, empieza a cambiar tu mundo: la ropa que tienes te parece que no te pega; el peinado te lo ves raro; las canas se dan codazos por habitar en tu cabeza; te levantas por la mañana con el escote arrugado —de dormir de lado—, por lo que decides dormir panza arriba como una momia; duermes mal; te levantas y te duelen las caderas y las rodillas; haces ejercicio, pero al día siguiente te sientes como atropellada por un autobús y cuando te miras al espejo a quien ves es a tu madre en lugar de a ti.

Cuando llegues a ese momento, piensa esto: aunque parezca un tópico, sigues siendo joven, porque la juventud está en tus pensamientos y tus acciones. Es ahí donde tienes que evitar las arrugas y las canas. Es inútil luchar contra la edad porque vas a acabar agotada y gastándote todo lo que tienes para nada. Creo que es mucho mejor aceptar que los años pasan y que todos estamos en el mismo camino. Unos llegamos antes y, otros, después, aunque la meta sea idéntica para todos.

Trata de comer bien, reírte de todo lo que puedas, hacer ejercicio, dormir bien, cuidar tu salud mental, valorarte cada día y sentirte agradecida por lo que tienes y lo que eres. Si lo haces, podrás estar bastante bien, la mayoría de los días. Cuando lo veas todo negro (porque también te pasará) y te sientas derrumbada, tómate la licencia de fluir contigo misma como mejor te parezca. Concédete un momento para estar nublada, sentirte mal, si quieres, pero mañana tendrás que levantarte y ver el sol, de nuevo.

No te aflijas porque tengas canas, arrugas, pelos, pieles colgando y músculos cada vez más flácidos. Tenemos de todo eso, ¿y qué? Para mí, a eso se le llama envejecer y no hay nada mejor y más bonito que hacerlo con dignidad y sentido del humor.

error:
Scroll al inicio